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Roy
Berocay
«Ruperto fue unacasualidad...
un día mi hijo estaba jugando
con un sapo, le puse Ruperto
porque fue el primer nombre
que se me ocurrió. Esa noche les
inventé un cuento con el sapo
Ruperto, les gustó y seguí.»
ROY BEROCAY
Las aventuras
del Sapo Ruperto
Roy Berocay
Ilustraciones de José Miguel Silva Lara
El Sapo Ruperto es un personaje lleno de gracia
y curiosidad. En estos siete cuentos se narran las
aventuras que corre junto a otros animales del
arroyo en diferentes situaciones, como cuando
llega la luz eléctrica al lugar o cuando quiere
convertirse en astronauta o en cantante de rock.
Las aventuras
del Sapo Ruperto
Las
aventuras
del
Sapo
Ruperto
N
A
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ATIVA
Roy Berocay
Ilustraciones de José Miguel Silva Lara
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Los bichos deluz 9
Ruperto y la caja misteriosa 23
El rescate de la tonina 37
El primer sapo espacial 55
Ruperto Rocanrol 77
El gran pescado azul 91
Supersapo 107
Índice
10.
Los bichos deluz
El arroyo Solís Chico era un lugar
tranquilo y todos los animales que vivían
a sus orillas parecían muy contentos. De
un lado, entre unos árboles altos, vivían
unos bichos chiquitos y negros. Cerca de
ahí, apenas a unos cuantos pasos del lu-
gar donde el arroyo entraba en el mar,
había también un enorme cangrejal, que
es el lugar donde viven miles de cangre-
jos. Cerca de la otra orilla, también den -
tro de un pequeño bosque de pinos, había
un charco grande habitado por los sapos.
Los sapos, los cangrejos y los bi-
chos negros acostumbraban organizar
carreras, bailes y toda clase de activida-
des sin que nadie los molestara. De los
hombres, mujeres y niños que vivían en
las casitas del lugar, los bichos sabían
muy poco y como alguien les había dicho
que las personas eran seres muy raros y
11.
10
peligrosos, preferían noacercarse dema-
siado.
Pero un día todo cambió. El arroyo
parecía distinto. Los peces que siempre se
arrimaban a comer entre las rocas habían
preferido esconderse en el barro del fondo.
Los cangrejos, en lugar de salir a tomar el
sol en la playa chica, se habían quedado
en sus cuevas y ni siquiera los bichitos
que vivían en los árboles del bosque se ha-
bían animado a salir a volar como lo ha-
cían todas las tardes cuando el sol se
hundía en el mar y llegaba la noche.
Algo estaba pasando y todos los bi-
chos andaban muy nerviosos desde hacía
muchos días. El lío había empezado unas
quince salidas del sol atrás, cuando apare-
cieron en una de las orillas unas máqui-
nas grandísimas con ruedas que hacían
un ruido bárbaro y andaban plaf plaf
aplastando plantas y tirando árboles.
Los hombres que manejaban las
máquinas andaban de aquí para allá con
caras muy serias. Hacían pozos y tam -
bién medían el terreno con unas tiras
largas y amarillas.
12.
11
Con mucha atencióndurante esos
quince días los animalitos habían obser-
vado lo que sucedía. El ruido de las má-
quinas no los dejaba dormir y cada vez
que caía un árbol todos se preocupaban
muchísimo, porque sabían que en cada
árbol que caía, vivían pájaros, hormigas,
mariposas y un montón de otros bichos
muy pequeños que de pronto se queda-
ban sin casa.
Los bichitos negros de la otra orilla
decidieron por fin averiguar qué era lo
que sucedía. Pero como no eran bichos de
hacer las cosas así nomás, se lo pasaron
discutiendo un buen rato hasta que deci-
dieron, entre todos, que lo mejor sería en-
viar a tres bichos espías.
Cuando fue bien de noche, el bicho
Juancho y otros dos se aprontaron para
cruzar el arroyo.
2Tengan cuidado y vuelvan ense-
guida 2les recomendó el bicho más viejo
de todos2, con los hombres nunca se sabe.
Los tres valientes cruzaron el arro-
yo volando bien bajo y tratando de no ha -
13.
12
cer mucho ruido.Cuando llegaron al lu-
gar de los hombres, se escondieron entre
los yuyos para escuchar la conversación
de dos de ellos.
2Si seguimos así, mañana va a
quedar todo pronto 2dijo uno de los hom -
bres que tenía un casco amarillo que le
quedaba muy gracioso.
2Sí 2dijo el otro hombre2, así por
fin las casas y la escuela de esta zona van
a tener luz eléctrica.
Los bichos escondidos quedaron
congelados por el asombro. Nunca habían
escuchado hablar de esa cosa llamada “luz
eléctrica” y pensaron que seguramente se-
ría algo terrible y peligroso.
Cuando los hombres se fueron, los
bichos volaron rapidísimo de vuelta a su
bosque para contarle a los demás lo que
habían averiguado.
2Van a poner una cosa que se lla-
ma luz eléctrica 2dijo el bicho Juancho
poniendo voz de preocupado.
2¿Luz eléctrica? 2preguntaron los
demás.
14.
13
2Sí, eso, luzeléctrica 2contestó el
bicho Juancho.
Todos se quedaron callados. El bi-
cho más viejo bajó entonces de su rama y
puso voz de importante: “Estoy seguro de
que la luz eléctrica es una cosa ma-
la” 2dijo.
2¡Claro! 2agregó otro bicho2 por-
que para luz tenemos el sol, ¿no?
Todos se quedaron muy pensativos.
Creían que a lo mejor los hombres iban a
poner un sol en el bosque de enfrente, un
sol que iba a estar siempre allí, prendido
hasta de noche.
2Entonces no podríamos dor-
mir 2protestó el bicho Juancho.
2Y la luna no sabría cuándo tiene
que salir 2dijo otro.
2Sí, y todos los bichos del arroyo
andaríamos abombados porque con luz
todo el día al final quedaríamos cansadí -
simos 2agregó el bicho viejo.
Los bichos se agarraban la cabeza
y discutían qué se podía hacer. Uno dijo
15.
14
que lo mejorsería mudarse a otro bos-
que. Otro bicho dijo que había que ir y
agarrar a los hombres a patadas; pero los
bichos se miraron las patas flacas y no
creyeron que esa fuera una buena idea.
2Los hombres son demasiado gran-
des 2indicó el bicho viejo.
2¡Lo tengo, lo tengo! 2gritó de
pronto Juancho2. Lo que tenemos que
hacer es esperar a que terminen y des-
pués robarles la luz.
2¡Sí, sí, robarles la luz! 2exclama-
ron muy contentos.
Como todos estaban de acuerdo y
muy contentos con la idea, a ninguno se
le ocurrió pensar cómo podrían hacer, pe-
ro igual decidieron esperar hasta que los
hombres terminaran.
Cuando amaneció, volvieron a apa-
recer los hombres y con las máquinas y
martillos empezaron dale que te dale, ha -
ciendo tanto ruido que todos los bichos tu -
vieron que levantarse temprano.
Los hombres estuvieron muchas
horas tirando abajo los últimos árboles,
16.
15
haciendo pozos, poniendounas cajas gran-
des y negras con postes, cables, alambra-
dos y hasta un cartel con una calavera
que metía miedo por lo fea y tenía escrita
la palabra PELIGRO justo abajo.
Los bichos, desde el otro lado del
arroyo, seguían mirando muy atentos,
tratando de pensar cómo le podían robar
la luz a los hombres, cuando de pronto es-
cucharon que uno de los trabajadores gri-
tó “Ahooooooora” y zmmmmmm, zmmm-
mmmm, un zumbido fuerte, muy fuerte,
como el de una abeja gigante, hizo tem-
blar los árboles.
2¿Qué será? 2preguntó el bicho
viejo.
2Luz no es 2comentó Juancho.
2Sol tampoco 2dijo otro.
Cuando los hombres terminaron
era casi de noche. El zumbido era ahora
mucho más suave y apenas se oía. Los bi -
chos resolvieron esperar un poco más y
cuando estuvieron seguros de que no
quedaba ningún hombre, se colocaron en
fila para llevar a cabo el plan de Juan -
cho: ir y robarles la luz eléctrica.
17.
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2Tengan cuidado 2recomendóel
bicho viejo que no podía ir porque ya te-
nía las alas gastadas.
Como si fueran un montón de avio-
nes pequeños cruzaron el arroyo. El bicho
Juancho, que iba adelante, seguía muy
preocupado. Ninguno sabía cómo hacer.
¿Dónde guardarían la luz eléctrica los
hombres? ¿Estaría en aquellas cajas
grandes y negras? Cuando llegaron, to-
dos los bichos se pararon en el cartel con
la calavera. Juancho se puso a escuchar.
Se dio cuenta de que el zumbido venía de
adentro de una de las cajas y que seguía
muy bajito por adentro de esas cosas lar-
gas y finitas llamadas cables.
Juancho pensó que si ellos podían
cortar los cables, entonces la luz saldría y
se la podrían llevar, así que les gritó a los
demás bichos: “¡A los cables, a los ca -
bles!”, pero ninguno se movió.
2¿Qué cosa es un cable? 2pregun-
taron.
Juancho tuvo que explicarles. En -
tonces sí todos salieron volando y llega -