El documento aborda la ética en la evaluación psicológica, destacando principios fundamentales como la competencia, el uso apropiado de técnicas, la construcción de tests y la interpretación precisa de resultados. Se enfatiza la responsabilidad de los psicólogos para evitar el uso inapropiado de herramientas y garantizar la claridad en la comunicación con los evaluados. Además, el texto menciona la importancia de mantener la seguridad y la integridad de los instrumentos de evaluación, así como las implicaciones de las transgresiones a normas sociales.