El documento aborda la necesidad de modificar el enfoque educativo hacia la tolerancia y diversidad, promoviendo una educación integral que trascienda la escuela e involucre a la comunidad. Se propone implementar talleres permanentes en escuelas, respaldados por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, para fomentar valores como el respeto y la aceptación. Las actividades están dirigidas a adolescentes y buscan mejorar la convivencia y empatía a través de dinámicas interactivas.