La enseñanza reflexiva implica que los profesores analicen críticamente su práctica docente para mejorar continuamente. Incluye tres niveles de reflexión: racionalidad técnica (aplicar conocimiento a metas), acción práctica (evaluar consecuencias de la acción) y reflexión crítica (incorporar aspectos éticos y morales). Los profesores reflexivos se describen a sí mismos, analizan el significado de sus acciones, cuestionan sus supuestos y buscan formas alternativas de enseñar.