El modelo curricular de Ralph W. Tyler, desarrollado entre 1929 y 1938, se centra en la relación entre objetivos educativos y resultados, enfatizando un enfoque en el estudiante y su interacción con el aprendizaje. Tyler argumentó que los objetivos educativos deben guiar la selección de contenido y métodos de enseñanza, creando un currículo que responda a las necesidades de los estudiantes y la sociedad. Este modelo ha tenido un impacto duradero en la educación y la evaluación curricular, a pesar de sus limitaciones en la valoración del proceso de aprendizaje.