El documento resume un caso judicial de 1887 en el que los propietarios de saladeros en Barracas demandaron a la provincia de Buenos Aires por daños y perjuicios luego de que la provincia prohibiera las operaciones de los saladeros por razones de salud pública. La Corte Suprema falló a favor de la provincia, argumentando que la provincia tenía el derecho de regular la industria por razones de salud y que los permisos previos estaban sujetos a cambios si la actividad resultaba dañina para la comunidad.