El mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma de 2014 resalta el misterio de la encarnación de Cristo, quien se hizo pobre para enriquecernos con su amor y sacrificio. La pobreza de Jesús es un acto de amor que nos invita a compartir en la suerte de los desfavorecidos y a combatir las diversas formas de miseria en el mundo. Se nos llama a ser testigos de la misericordia divina, ofreciendo esperanza y apoyo a aquellos que sufren en lo material, moral y espiritual.