El antiguo CIO de Kyndryl y ahora director de inteligencia artificial de la tecnológica que nació como una escisión de IBM desvela a COMPUTERWORLD su visión sobre una tecnología que, recalca, “no tiene que reducir plantilla en las organizaciones”, sino facilitar que estas “puedan hacer más con los mismos recursos”. El directivo reflexiona acerca de los retos que implica un mundo sustentado por la automatización, la ciberseguridad y la personalización tecnológica. Créditos: Kyndryl. En la imagen, Michael Bradshaw. Desde que dejó su puesto como CIO de Kyndryl para liderar la estrategia de inteligencia artificial de la compañía, Michael Bradshaw ha pasado de gestionar sistemas internos a ser la voz que transmite a clientes y socios cómo las tecnologías emergentes pueden transformar radicalmente los negocios. En esta entrevista exclusiva con COMPUTERWORLD ESPAÑA, desglosa la visión de la compañía sobre la IA, su colaboración con SAP y Databricks, el innovador caso de la ciudad francesa de Antibes y los desafíos que plantea un futuro dominado por la automatización, la ciberseguridad y la personalización tecnológica. La promesa de la inteligencia artificial de transformar la productividad es ya una realidad para muchas empresas. Pero para Bradshaw, la clave está en cómo se interpreta esa eficiencia: “No se trata de reducir plantilla. El objetivo es hacer más con los mismos recursos. Mejorar la eficiencia también significa ampliar capacidades sin inflar presupuestos”, asevera. Kyndryl, que gestiona infraestructuras críticas para grandes organizaciones, parte de la premisa de que la productividad comienza por mantener estos sistemas siempre disponibles. Pero la compañía ha ido más allá al construir una estrategia de IA basada en tres pilares: mantener la operación, mejorar procesos a través del dato y habilitar una transformación basada en la inteligencia de negocio. Un ejemplo paradigmático de esta visión es la ciudad de Antibes, en la Riviera francesa. A pesar de sus limitados recursos y una población que se cuadruplica en verano, Antibes ha logrado modernizar su administración gracias al uso de modelos de lenguaje pequeños (Tiny Language Models) que resuelven problemas concretos. “No se necesita una IA generalista como ChatGPT para todo. Si el objetivo es optimizar un proceso presupuestario, basta con una IA especializada que se ejecute incluso desde un navegador local”, afirma Bradshaw. “Bromeamos un poco sobre llamarlos ‘dumb’ LLM (grandes modelos de lenguaje tontos), porque no necesitas un modelo que sea como ChatGPT, Grok o Anthropic para poder responder a todo. Si estás tratando de optimizar un proceso de decisión presupuestaria, necesitas algo que pueda centrarse en optimizar ese problema”, explica. El antiguo CIO de Kyndryl, que estuvo recientemente en Madrid contando precisamente el caso de éxito de la localidad francesa, remarca que este modelo ha permitido a la ciudad automatizar decisiones presupuestarias con 17 variables en juego, sin invertir en nuevos equipos ni aumentar personal. “Es una forma de encadenar pequeños modelos que, juntos, forman un tejido de capacidades”, dice. Sobre este punto, destaca que, gracias a esta colaboración, la CFO de Antibes ha sido reconocida como una de las mejores directivas financieras del país, y que la ciudad ha comenzado a explorar nuevos casos de uso, como el pago de servicios municipales mediante blockchain. “Lo que el Gobierno en Francia ha estado tratando de hacer es enfatizar el uso de la inteligencia artificial para mejorar la capacidad. Se trata de aumentar la producción, no de reducir el número de personas”, recalca. Frenar el miedo con transparencia Sin embargo, la IA también genera resistencia. Según un reciente estudio de Kyndryl, el 22% de los empleados en España se muestran hostiles o reacios a su implementación. Para Bradshaw, la clave para reducir este temor es la transparencia: “Las empresas deben ser abiertas sobre sus planes y centrarse en la formación. Si los empleados entienden que su empresa quiere que crezcan y aprendan, el rechazo se transforma en oportunidad”. Además, recuerda que los trabajadores capacitados en IA se vuelven más valiosos no solo internamente, sino también en el mercado laboral en general. “Se trata de crear entornos positivos donde los empleados vean que su empresa invierte en ellos”, afirma. “Las personas son tan importantes, si no francamente más que la tecnología. Y nosotros hemos utilizado esa frase. Se trata de estar preparado para gestionar personas tanto como para gestionar tecnología”. “No se necesita una IA generalista como ChatGPT para todo” Alianzas estratégicas con SAP y Databricks Kyndryl no camina sola en este viaje. Sus recientes alianzas con SAP y Databricks buscan construir un entorno donde sus clientes puedan extraer valor del dato sin procesos de transformación eternos y costosos. “Los clientes no tienen tiempo para iniciativas de cinco u ocho años. Necesitan resultados tangibles en meses, no en décadas”, asegura Bradshaw. El directivo, cuya compañía ha suscrito recientemente un acuerdo global con Databricks, explica que esta alianza se ha convertido en una pieza clave que permitirá a los clientes que usan Databricks Data Intelligence Platform modernizar sus bases de datos, acelerar la adopción de la IA, integrar sus datos SAP y aportar conocimientos analíticos. Una defensa basada en la confianza En un mundo marcado por la guerra híbrida y la escalada del gasto en ciberseguridad, Kyndryl tiene claro su posicionamiento. “La seguridad es nuestra moneda de cambio. Cuando gestionas sistemas críticos para gobiernos y empresas, la confianza de nuestros clientes es lo más importante para nosotros, y no perdemos el foco en ello”, insiste. Tras la escisión de IBM, Kyndryl no solo heredó capacidades, sino que las reforzó con nuevos talentos como Kris Lovejoy, responsable de la práctica de ciberresiliencia. “La seguridad de nuestros clientes, ya sean hospitales, bancos o ministerios de defensa, es sagrada. No hay margen para fallos”, según el directivo. De CIO a CAIO Preguntado por su transición del rol de CIO al liderazgo en IA, Bradshaw se muestra entusiasta. “Pasamos de 1.800 aplicaciones a menos de 360 en nuestra propia transformación. Eso supone una reducción drástica en complejidad, costes y necesidades de red. Yo viví esa transformación y ahora puedo hablar con los clientes desde la experiencia”, explica. Para el directivo, no se trata solo de tecnología, sino de alinear estrategia de negocio con modernización organizativa. “Cada cliente tiene su punto de partida, pero los principios de simplificación, foco en resultados y empoderamiento del talento son universales”, sostiene. “La tecnología está ahí en la empresa para apoyar los objetivos y los resultados de negocio. Tengo mucha energía para desarrollar mi nuevo rol, a pesar de que podría haber sido un tecnólogo toda mi carrera. Lo que me entusiasma es la capacidad de ir a hablar con nuestros clientes es para ayudarles, porque eso impulsará más percepción de valor de los tecnólogos dentro de las empresas”, asevera. La IA personalizada y el reto de la equidad Con todo, lo que más optimismo despierta en Bradshaw es la adopción de la IA personalizada. Según sus observaciones, las herramientas como Microsoft 365 Copilot están ayudando a los empleados menos eficientes a mejorar significativamente su rendimiento. A su juicio, lo fascinante es que estas tecnologías no solo potencian a los mejores, sino que elevan el nivel medio de la organización. “Es una forma de permitir que cada uno trabaje según su estilo, sin tener que adaptarse a un molde único”, explica. Esto tiene implicaciones más amplias, especialmente en ámbitos como la neurodiversidad o la inclusión. “Si la IA permite que más personas contribuyan de forma significativa, habremos dado un paso enorme en productividad y bienestar”, señala. En última instancia, Bradshaw ve la IA como una oportunidad para que las personas se expresen mejor profesionalmente. “La IA no nos sustituye, nos amplifica. Nos permite trabajar como somos, con nuestras fortalezas. Y si lo hacemos bien, puede elevar la contribución de todos dentro de una organización”, sentencia. El reto no es menor. Pero como deja claro este veterano de la tecnología, la clave está en el enfoque: partir de problemas reales, usar herramientas adecuadas y contar siempre con las personas. SUSCRÍBASE A NUESTRA NEWSLETTER Directamente de nuestro equipo de periodistas a su bandeja de entrada Para empezar, introduzca su dirección de correo electrónico Por favor, incluya una dirección de correo electrónico válida Suscríbase